jueves, diciembre 28, 2006

Casandra y el Cambio Climático


Cuenta la mitología griega que Casandra era una de las sacerdotisas más bellas de Apolo. Era tan hermosa que hasta el mismo dios del Sol le concedió el don de la profecía. Sin embargo, al rechazar Casandra el amor de Apolo, éste la maldijo. No podía arrebatarle el don concedido así que la condenó a no ser nunca creída en sus pronósticos. Si tan sólo uno de los gobernantes de la antigua Troya hubiera tomado en serio sus profecías la ciudad, y toda su civilización, no habría caído. Confiaron demasiado en unos muros que habían resistido durante mucho tiempo.

Hoy en día nuestra civilización ha superado la tecnología troyana pero el mito de Casandra sigue más vivo que nunca. Una vez publicado el avance del informa oficial de las Naciones Unidas elaborado por el Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC) sólo hacen falta ver los comentarios surgidos. En dicho informe se especifica la actual situación de la Tierra, se intenta establecer la relación entre los datos observados y sus causas y se elaboran políticas a las que los gobiernos deberían ajustarse para intentar paliar los posibles daños. Se trata, en definitiva, de un intento bienintencionado de dar soluciones a problemas que (cada vez está más claro) causamos todos en nuestro planeta.

De los más de 100 comentarios que ha provocado el artículo en la edición electrónica de El Pais los hay más y menos informados. Los hay quienes consideran a los 2.500 científicos unos neo-hippies alarmistas y sin fundamento. Supongo que estos lectores están dedicando su vida a la comprobación de la teoría contraria. No me gustaría que sin argumentos suficientemente fundados esto pasase a ser un debate de prensa rosa. Otros lectores exclaman "¡Busquemos soluciones ya!". Un grito desesperado de quien se alarma fácilmente pero que por desgracia tiende a olvidarse igual de fácil. No creo que esa persona esté dedicando en este momento su energia al proyecto. Debería haber dicho: ¡Buscadme soluciones ya! Una actitud mucho más habitual.

Los Monty Python solían cantar que la vida es una risa y la muerte una broma, pero recuerda que la última carcajada va a ser a tu costa. Los hay quienes han hecho bromas con el tema. Un lector decía que ya era hora, que en invierno (cuando más van a subir las temperaturas) en Castilla hace una rasca que pela. Pero no se da cuenta de que el Cambio Climático produciría efectos más devastadores que sus propias consecuencias buenas. Lo descubrirá cuando el deshielo no afecte sólo a los glaciares sino también a su propio cubata que se aguará antes que nunca lo que provocará que tenga que beber más deprisa. Nos emborracharemos todos antes y eso será la excusa perfecta para que cada vez cierren antes los bares...

Muchos lectores abogaban por un cambio radical de costumbres: apagarlas luces (incluso las de Navidad), no usar el coche si no es estrictamente necesario, limitar el uso de calefacción en invierno y aire acondicionado en verano. Seguramente nadie lo cumple a rajatabla. Pero no podemos culparles de hipócritas. Todos podemos hechar una mano para reducir el consumo, cada grano cuenta. Informes como el del IPCC devuelven a la calle el debate, remueven conciencias y, a veces, cambian la mentalidad de las personas.

Ya no queda nada de Troya, o por lo menos ningún troyano. Esas murallas construídas con la tecnología punta de la época se han desecho. Pero ellos no conocían el final de la historia de Casandra. Quizá deberíamos aplicar el principio de precaución. Por lo menos nosotros que podemos elegir contaminar menos.

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