Pequeña reseña para festejar el final de una semana en la que he llegado a estar con el agua al cuello. Afortunadamente después de un fin de semana inspirado y un par de días provechosos he conseguido llegar al viernes con todos mis apédices, los cinco como diría Woody Allen.
Sólo quiero volver a mi casa, darme una ducha, quizás ir al cine y tomarme unas cervezas para relajarme. Así deberían terminar todas las semanas.
Hoy se me a ocurrido una idea para un libro. La historia de un joven (si es chico se entiende mejor) que tras sufrir un accidente en el que pierde su mano derecha ve como se trunca su carrera baloncestística. Por no hablar de que su vida sexual también se ve disminuída... al menos hasta que se aprenda a manejarse en su nueva situación...
Pero como no se me ocurría nada más, mejor que me dedique a mi artículo sobre cómo la sequía modifica la morfología foliar de la alfalfa. Para ese sí que se me ocurre un buen final. Al final todas las plantas mueren y son congeladas en nitrógeno líquido para su posterior análisis en el laboratorio.
Y como no se me ocurren nada más que tonterías no veo mejor momento para salir a por la cerveza del segundo párrafo.
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